La doctrina de Plotino intenta expresar en conceptos el verdadero sistema del Todo, el universo conjuntado que todo lo abarca y recorre. De modo que unidad real y conjunción conceptual son correlativas. Pretende construir la totalidad real y el pensamiento en su conjunto. Por esto, los grandes conocedores de Plotino suponen también el alcance sistemático de sus doctrinas. Nunca, quizá, como aquí se vio la mente tan cerca, dice É. Bréhier, de alcanzar “el verdadero sistema de las cosas”. También A. H. Armstrong acepta esta dimensión sistemática. E igualmente lo supone Chr. Elsas en su buen estudio del misticismo plotiniano. M. I. Santa Cruz aproxima entre sí los varios sistemas de entonces.
El gran pensador ensaya un ordenamiento coherente de realidades y de conceptos, como lógos radical que lo define. Pero este punto hay que perfilarlo. Indagaciones de O. Ritschl, A. v. d. Stein, A. Diemer y otros muestran que los intentos de sistematizar algo como mero resultado se remontan a los textos hipocráticos y a otros más. Sin embargo, el pensamiento antiguo no tematiza la idea de sistema como tal. Ni la erige en criterio rector. Vincular a la idea sistemática la validez de la ciencia y el proceder de la razón, hasta hacerlas coincidir, es algo propio de la racionalidad moderna que culmina en el idealismo, para retroceder de nuevo entre positivistas, empiristas y en el contingentismo racional, actualmente generalizado, etc. Consecuentemente, no hay en Plotino un sistema orientado por la propia idea de sistema. En este sentido, dice Hegel, al exponer su doctrina, que nada hay allí parecido a un desarrollo sistemático[10]. Y, menos aún, hay una fundamentacíón de esa misma idea mediante una reflexión que determine sus reglas y lo convalide como método.
Sistema no quiere decir, en su caso, mediación demostrativa, sino voluntad de explicación articulada y unitaria de la totalidad real, de la realidad en cuanto una. Pero su doctrina es más que mera correlación de ideas o un simple conjunto de verdades entrelazadas. Responde a una decidida voluntad de sistema para desentrañar la articulación del Todo, aunque ese intento no se formule como proyecto sistemático ni esté determinado o regido por la idea misma de sistema. Diríamos que es un ordenamiento no reflexivamente legitimado o “de iure”, sino “de facto”. Pero tampoco es arbitrario o casual. La propia concepción del ser plotiniano, presidido por la unidad, exige una sistematización coherente, conjunta y unitaria. El sistema traduce en las ideas la conexión de las cosas. Nadie expresó la unidad de lo existente con tanta viveza como Plotino. Y el sistema refleja la visión del Todo como un verdadero organismo en el que todas las partes conspiran a conformar la unidad del mismo.
Se da por supuesto, de alguna manera, por todos los neoplatónicos que el universo constituye un sistema. Pero esto exige un alma, y el alma del sistema plotiniano es la unidad. Por eso, construye un verdadero cósmos, un despliegue ordenado con precisión, de modo que cada elemento ocupe su lugar exacto en el todo unitario y en la serie lógica, es decir, en la secuencia obligada de realidades y pensamientos. Intenta dibujar, por así decir, el mapa completo del universo real a través de un recorrido ordenado de la reflexión que representa el giro completo del lógos y la plenitud del pensamiento. En esta “simpatía” y convergencia de partes para configurar y expresar como sistema el Todo, influyen, además de Platón, los estoicos, resonancias orientales de todo tipo, incluidas las astrológicas, y una larga tradición que llegará hasta Leibniz.
Pero es de notar que ni siquiera en este sentido rebajado o “débil” expresa nunca Plotino este propósito sistemático. Da por supuesto y válido su intento de apresar el Todo. Ese proyecto se hará plenamente reflexivo en la modernidad pensante a partir de Descartes, bajo la consideración refleja de la razón. De suerte que los idealismos de Kant, Fichte y Schelling verán la filosofía misma como el sistema científico de la razón. Y la verdad sólo puede ser el sistema científico de sí misma. Proyecto culminante en Hegel, para quien la racionalidad sólo puede entenderse como sistema, el sistema de la Idea. “Un filosofar sin sistema no puede ser nada científico”, dice al comenzar su Enzyclopädie der philosophischen Wissenschaften. Un sistema es visión necesaria de principios e implicaciones. Un magno círculo de círculos hasta comprender el Todo. Porque el sistema es la forma de la verdad y de la ciencia: “La verdadera figura en que existe la verdad no puede ser sino el sistema científico de ella”.
El despliegue conjunto de realidad y pensamiento halla en Plotino expresión culminante entre los griegos, si bien la voluntad de sistema opera ya en Aristóteles, aunque tampoco la haga expresa ni la fundamente como tal. En Plotino el carácter sistemático conjunto se hace más patente, aunque haya que descubrirlo y explicitarlo. Representa el organigrama universal de la unidad, su trayectoria acontecida y completa, acotada en todos los tramos que integran su conjunto. Realidad y pensamiento responden así a un riguroso encadenamiento lógico, movido por la explicitación del Uno, por la suprema exigencia de unidad. Espinosa hará expresa esta necesidad interna como secuencia férrea de la sustancia y despliegue geométrico de la misma. Siempre que en la historia del pensamiento se pretenda hacer del Todo un sistema y de la filosofía teoría, visión, de ese sistema, reaparecerá sutil la efigie de Plotino en un inextinguible influjo. Multitud de veces se intentará trazar ese sistema del Todo. Y casi siempre tendrá algo que ver con el sistema del Uno que aquí hallamos. Así ocurre, por ejemplo, en la modernidad idealista, donde el sistema se constituye como el juego de la razón y el Infinito. Y a menudo reviste también los matices místicos con que Plotino lo formuló.